Land Of Vikings (Alan Williams) (2005)

Tamaño: 46,2 MB
Formato: MP3 a 192 kbps
Numero de tracks: 13


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A Alan Williams se le nota pasión por la música cinematográfica. Es de esa estirpe de compositores que han crecido escuchando bandas sonoras y eso queda claro en cuanto acude a referencias de otros trabajos y músicos por los que siente afinidad a la hora de construir sus propias partituras. John Barry, Thomas Newman, Bruce Broughton, Newton Howard...... están presentes, en mayor o menor medida, en su corta filmografía. El problema es la falta de unidad, de personalidad en su música. Tras unos inicios prometedores donde el presupuesto de sus producciones le permitían el empleo de una orquesta sinfónica donde “homenajeaba” a sus músicos preferidos y donde se inclinaba hacia la construcción de motivos gentiles y dulces que proporcionaban una muy agradable escucha, Williams se encuentra hoy día algo perdido en su crecimiento musical. Sus últimos trabajos denotan una cierta búsqueda de estilo propio con un resultado pobre donde la orquestación deja bastante que desear. La pérdida de confianza (proyecto de interés comercial que no acaba de llegar y que le permita meter cabeza en la industria) y la escasez de presupuesto (lo que no le permite acudir al empleo de una orquesta) han llevado su incipiente carrera a una encrucijada.

Williams se obstina en seguir editando muchos de sus trabajos en forma promocional, con la ventaja de ser uno de los compositores que mejor distribución de esos proyectos posee, a costa de mostrar ese alarmante bajón creativo. Sus últimos trabajos así lo demuestran. Tras la simplona “Crab orchard”, “Disconnect” mostraba un compositor anodido, vulgar en su obsesión por recrear atmósferas tensas. Con este “Land of vikings” no remonta el vuelo. Acude de nuevo a texturas sencillas y en ciertos momentos sensibles, pero en conjunto nos regala un nuevo trabajo deslavazado, claramente desaprovechado.

Con un limitado presupuesto, los documentales que giran sobre tierras ignotas de naturaleza privilegiada son siempre fuente abonada para exponer un glosario de temas épicos, de melodías dulces, de pasajes intensos. Pero en “Land of vikings” no aflora nada de esto. El trabajo refleja el paisaje y la vida salvaje de los conquistadores vikingos en las tierras inhóspitas de Islandia y la península escandinava, dos lugares muy diversos donde el terrible hielo y las tierras verdes forman ecosistemas contrapuestos. Esta edición gira alrededor de dos documentales dirigidos por Bo Landin para Scandinature films, “Parting lands: An icelandic saga” y “The green land: Wildlife in the land of vikings”.

Williams acude predominantemente a la flauta para evocar las luchas de los conquistadores por domeñar la hostil naturaleza. Dos melodías ejercen de temas centrales de la obra. La primera emerge en el “Main title” creando atmósfera étnica con su empleo de sintetizador y flauta, mientras la segunda ejerce de contrapeso emocional con su dulce empleo de guitarras generando una melodía dulce y sensitiva en “Nordic riders”, aunque la introducción de las percusiones huelen sospechosamente a Mark Mancina y su muy interesante score para “Return to paradise”. Ambas melodías se exponen en el corte que cierra la edición “Land of vikings”.

Junto a ellos, Williams acude a una dulce melodía barryniana sostenida por cuerda y flauta en “The green lands”y que repetida en “Partings lands” acaba convertida en una pieza de estructura oriental vaya usted a saber porqué. Un cierto sabor a música árabe domina el score desde el inicio, siendo mas evidente el mismo durante “Arrival” donde crea una pieza etérea, mágica con el peso a cargo de la flauta. La partitura transita por demasiados momentos sumamente aburridos como “Homestead”, “Whales” y “Fishing” donde Williams se limita a crear atmósferas relajadas propias del new age.

Parece que el compositor ha encontrado una fórmula para todo y a ella acude constantemente en su deseo de equilibrar la falta de presupuesto y el tono evocador y gentil de su música. Desde luego el pueblo vikingo y la agreste Escandinavia traen a nuestra mente algo mas que dulces melodías y formas etéreas mas propias para la práctica del tai-chi.

Autor: Miguel Ángel Ordóñez